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Productos Sanitarios

AGENCIA ESPAÑOLA DE MEDICAMENTOS Y PRODUCTOS SANITARIOS

Información para pacientes sobre prótesis mamarias

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Fecha de actualización: 29 de junio de 2021

Antes de someterte a una implantacion de prótesis mamarias, es importante que conozcas que se trata de un procedimiento quirúrgico, así como las limitaciones y riesgos asociados tanto a la propia cirugía como al hecho de ser portadora de implantes mamarios.

A continuación, encontrarás respuestas a preguntas frecuentes para ayudarte a tomar tu decisión con un conocimiento adecuado de las ventajas, posibilidades y posibles inconvenientes y riesgos de esta operación. No obstante, cualquier consejo o comentario personal de tu profesional sanitario tiene siempre prioridad sobre lo que aquí se especifica, ya que este texto está redactado de modo general.

 

En caso de que esta información no conteste a todas tus preguntas, no dudes en consultar con tu profesional sanitario lo que estimes oportuno.

Esta información está extraída de los protocolos elaborados dentro del marco de la Comisión Asesora de Implantes Mamarios y Afines, constituida en el seno del Comité de Productos Sanitarios de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Puedes consultarlos en su totalidad en la web de la AEMPS

 

Reconstrucción mamaria con implantes

La reconstrucción mamaria es un procedimiento llevado a cabo tras una mastectomía, con el objeto de recrear la mama.

Puedes descargar la siguiente información en un documento PDF.

Las técnicas de reconstrucción mamaria pueden dividirse en tres grandes grupos:

  1. Las que utilizan implantes para recrear la nueva mama.
  2. Las que utilizan tejido autólogo para la reconstrucción mamaria (tejido de la propia paciente, comúnmente llamado colgajo).
  3. Las mixtas, que utilizan tanto tejido autólogo como implantes.

Las técnicas que han ganado más popularidad en los últimos años son las que utilizan tejido de la propia paciente para recrear la mama, puesto que ofrecen resultados muy similares a los de una mama natural. Estos procedimientos usan tejido del abdomen, la espalda, los muslos o los glúteos para reconstruir la mama. Los dos tipos más comunes de procedimientos son el colgajo DIEP (o colgajo de perforantes de la arteria epigástrica inferior profunda), que usa tejido del área inferior del abdomen, y el de latissimus dorsi (músculo dorsal ancho), el cual usa tejido de la parte superior de la espalda.

No obstante, en algunas pacientes, la reconstrucción utilizando implantes mamarios es más apropiada.

La reconstrucción en dos etapas es el tipo más común en el caso de reconstrucción con implantes mamarios.

  • Primera etapa: se coloca un expansor tisular, similar a un globo (prótesis vacía), debajo de la piel y de los músculos del tórax (principalmente músculo pectoral mayor).

    A través de una válvula diminuta debajo de la piel y el músculo, el profesional sanitario inyecta una solución de suero salino a intervalos regulares para llenar el expansor con el paso del tiempo, hasta conseguir el volumen deseado (una media de 2 a 6 meses, en función del volumen a conseguir y de las características de expansión de la piel).

    Este proceso permite que la piel del tórax se distienda sobre el expansor y cree así una “nueva” cobertura para la mama a reconstruir.

  • Segunda etapa: en la mayoría de los casos, cuando la piel se ha distendido lo suficiente, el expansor se retira quirúrgicamente y se reemplaza por un implante de mama permanente.

En ocasiones, puede realizarse la reconstrucción con implantes mamarios en una sola etapa, con expansores diseñados de tal manera que permiten ser mantenidos como implantes definitivos si la paciente así lo desea, aunque el resultado es más pobre que con una prótesis mamaria.

En España solo se pueden comercializar e implantar prótesis con Marcado CE que cumplan con los requisitos recogidos en la legislación de productos sanitarios.

Las prótesis de mama autorizadas más utilizadas son las rellenas de gel de silicona y las rellenas de suero salino.

En la mayoría de las prótesis de mama, la envoltura es de silicona elástica, cuya superficie puede ser lisa, rugosa/texturada o de poliuretano. La silicona vulcanizada es un material inerte, bien tolerado por el cuerpo, que puede reemplazar tejidos de diferente consistencia. Este material es fácilmente manejable y esterilizable, causa una escasa reacción a cuerpo extraño y también se utiliza para recubrir marcapasos, para fabricar prótesis articulares, válvulas de tratamiento de hidrocefalia, implantes peneanos y testiculares, prótesis de oído, etc. No obstante, la introducción de cualquier implante, aunque sea biocompatible, hace que el organismo genere una envoltura aislante de tejido conjuntivo que recibe el nombre de cápsula.

  • Rellenas de gel de silicona:
    • Minúsculas cantidades de gel de silicona pueden pasar a través de la cubierta exterior.
    • Se ha especulado sobre la posible influencia que pudiera tener que el gel de silicona se difunda en el organismo, bien por filtración a través de la envoltura, en menor grado, bien por rotura de la envoltura, en cuyo caso el contacto con el gel sería más importante.
    • Esta migración del gel se ha relacionado con síntomas como inflamación, enrojecimiento cutáneo, cansancio, tumefacción articular, fiebre y con la aparición de reacciones locales y a distancia en los ganglios de la axila, formando los denominados siliconomas.
    • Asimismo, se han descrito casos aislados de alteraciones inmunológicas con los que ocasionalmente podría relacionarse, con enfermedades tales como lupus eritematoso, poliarteritis nodosa, artritis reumatoide y cirrosis biliar primaria.
    • Sin embargo, los estudios realizados no han sido concluyentes, ya que se trata de enfermedades relacionadas entre sí, de incidencia muy baja en la población general y similarmente baja en la población portadora de prótesis de gel. Así pues, no se ha podido establecer una relación de causa-efecto entre estas enfermedades y las prótesis mamarias.
    • Sobre la eventual aparición de tumores derivados del uso de prótesis mamarias, actualmente la relación con el cáncer de mama ha quedado descartada.
    • Recientemente se ha descrito la aparición, de manera ocasional, de linfomas anaplásicos de células grandes (LACG) asociados a la formación de cápsula periprotésica en pacientes portadoras de prótesis, rellenas tanto de gel de silicona como de suero salino. Actualmente se está llevando a cabo un seguimiento y vigilancia de estos casos en el ámbito europeo.
  • Rellenas de suero salino:
    • Estos implantes no presentan migración de gel, pero su envoltura es, al igual que la de las prótesis rellenas de gel de silicona, de silicona vulcanizada.
    • Tienen la posibilidad de sufrir deflacción (disminución de volumen) con el paso del tiempo.
    • Sobre la eventual aparición de tumores derivados del uso de prótesis mamarias, actualmente la relación con el cáncer de mama ha quedado descartada.
    • Recientemente se ha descrito la aparición, de manera ocasional, de linfomas anaplásicos de células grandes (LACG) asociados a la formación de cápsula periprotésica en pacientes portadoras de prótesis, rellenas tanto de gel de silicona como de suero salino. Actualmente se está llevando a cabo un seguimiento y vigilancia de estos casos en el ámbito europeo.

Las prótesis pueden colocarse de cuatro formas:

  1. Debajo del músculo pectoral, serrato, fascia del recto abdominal (submuscular completo).
  2. Entre la glándula mamaria y el músculo pectoral (colocación subglandular o suprapectoral).
  3. Debajo de la fascia del músculo pectoral (colocación subfascial).
  4. Debajo del músculo pectoral, sobre la pared costal (colocación retropectoral).

En cuanto a las vías de implantación, las más frecuentes son:

  1. La cicatriz de mastectomía.
  2. La vía submamaria (incisión en el surco bajo la mama).
  3. La vía periareolar (incisión en el límite inferior o superior de la areola o de forma circunferencial si se asocia a elevación de la mama).
  4. La vía axilar (incisión en la axila, alejada de la mama).

Tu profesional sanitario te explicará qué posición es más adecuada en tu caso y que vía de implantación concreta va a utilizar.

  • Antes de la operación te realizarán diversos análisis para evaluar tu estado físico general y la conveniencia de someterte a una intervención quirúrgica.
  • Al menos 15 días antes de la operación, abstente de tomar preparados que contengan ácido acetilsalicílico o salicilatos, antiinflamatorios o preparados que contengan vitamina E, ya que pueden favorecer el sangrado quirúrgico y la formación de hematomas (acúmulos de sangre) en el postoperatorio. Asimismo, evita productos e infusiones de herboristería si no te has informado adecuadamente de los eventuales efectos de estas sustancias sobre la coagulación.
  • Cuando esté fijada la fecha de la intervención, informa a tu especialista, previamente a tu ingreso, sobre cualquier medicación que estés tomando y en caso de precisar algún analgésico, antitérmico, antiinflamatorio o anticatarral.
  • Es recomendable que no fumes o que lo reduzcas al mínimo durante los 30 días previos a la intervención. Lo ideal es que dejes de fumar completamente al menos dos meses antes de la operación.
  • El día de la intervención, guarda ayuno absoluto de al menos 8 horas, en caso de que seas operada con anestesia general o bajo anestesia local con sedación. Tampoco te apliques lociones o cremas de belleza facial ni corporal, maquillaje, lápiz de labios y ojos, laca de uñas, etcétera.
  • Contractura capsular

    Tras introducir la prótesis, el organismo crea una envoltura denominada cápsula periprotésica. Habitualmente es blanda y no se nota. Sin embargo, en algunas pacientes, por ciertos motivos, la cápsula se hace más gruesa y firme y puede llegar a deformar la prótesis y provocar dolor. A este proceso se le denomina contractura capsular.

    La contractura capsular se divide en 4 grados, según la clasificación propuesta por Baker:

    • Grado I de Baker: existe una cápsula, pero es blanda y no deforma ni provoca molestias.
    • Grado II de Baker: el pecho se ve normal, pero al tacto es algo más firme.
    • Grado III de Baker: el pecho se pone duro y se empieza a deformar, en general se desplaza hacia arriba y adquiere una forma muy redonda.
    • Grado IV de Baker: el pecho está duro y deformado como en el grado III, pero además aparece dolor.

    Se estima que alrededor de 10 de cada 100 mujeres pueden desarrollar cierto grado de contractura capsular a los 10 años de la implantación y un número variable de estas pueden requerir nuevas intervenciones. Aunque los grados leves pueden mejorar con tratamiento médico (antibióticos, antiinflamatorios y vitamina E), con masajes o con ultrasonido, la mayoría precisan tratamiento quirúrgico, que consiste en abrir la cápsula (capsulotomía) o quitar la cápsula (capsulectomía). Muchas veces el tratamiento va acompañado de recambio de las prótesis.

    La contractura capsular es una complicación que se produce con una frecuencia relativamente baja, pero significativa, y cuya aparición puede deberse a circunstancias que no están bajo control del profesional sanitario ni de la paciente. Por lo tanto, nunca se puede garantizar que no vaya a ocurrir. Esta posibilidad debe ser asumida como un riesgo típico de la intervención de implante mamario.

  • Alteraciones de la sensibilidad

    En las pacientes sometidas a mastectomía, la sensibilidad se puede ver comprometida, pudiendo haber alteraciones previas debidas a la cirugía.

    Si es preciso colocar un implante en la mama contralateral sana, en ocasiones se puede producir una disminución o pérdida de la sensibilidad de areolas, pezones y áreas circundantes mamarias, producida por las incisiones y por el despegamiento necesario para la colocación de los implantes. Habitualmente es transitorio, pero pudiera ser una alteración permanente.

    Ocasionalmente hay un aumento temporal de la sensibilidad del pezón, e incluso de la mama en su totalidad, exacerbada por el roce de la areola y el pezón con la ropa, debido bien a la mayor proyección de la mama, bien como consecuencia de una estimulación nerviosa por la cirugía.

  • Mala cicatrización

    Las cicatrices son un resultado inevitable de la cirugía, aunque se haga todo lo posible para que sean lo menos evidentes posible. En la mayoría de los casos se irán despigmentando gradualmente a lo largo de los meses y serán poco apreciables, pero es imposible garantizar su calidad de forma individual.

    Una mala cicatriz podrá observarse como consecuencia de una reapertura de la herida (dehiscencia). En estos casos puede ser necesaria una intervención para corregirla. Además, en algunos pacientes y pese a una sutura meticulosa, y aunque no haya dehiscencia, puede darse una cicatriz engrosada y abultada (cicatriz hipertrófica o queloidea) o deprimida y ensanchada (cicatriz atrófica).

    Estas cicatrices son patológicas, dependen de la calidad individual de cicatrización y pueden producir síntomas tales como picor, dolor, tensión, enrojecimiento, elevación y pigmentación residual. Dichos síntomas son difíciles de tratar y no existe un tratamiento totalmente satisfactorio.

  • Complicaciones inherentes a toda intervención quirúrgica

    En una implantación de prótesis pueden darse complicaciones de índole general: hematomas (acúmulos de sangre líquida), seromas (acúmulos de suero sanguíneo), infecciones o intolerancia a los materiales de sutura y reacciones alérgicas (a fármacos, vendajes, etcétera).

  • Sufrimiento y necrosis de la piel

    Esta complicación puede producirse por falta de flujo sanguíneo suficiente por presión del implante y/o por la delgadez de la capa de piel que lo cubre. También en pacientes fumadoras. En caso de ocurrir, puede derivar en la retirada del implante.

  • Calcificaciones

    Es posible que aparezcan calcificaciones en la cápsula, que forma el propio organismo alrededor del implante. Este hallazgo, poco frecuente, habitualmente es consecuencia de una contractura capsular. Las calcificaciones producirán imágenes opacas en una mamografía que pueden dificultar un diagnóstico radiológico adecuado. En raras ocasiones, las láminas de calcio podrían llegar a perforar el implante.

  • Rotura del implante

    Los implantes mamarios no tienen garantía de duración de por vida y podría ser necesaria su sustitución o retirada. La media de duración de prótesis mamarias es prolongada, pero la variabilidad individual es tan grande que la duración en un caso concreto resulta impredecible de antemano.

    Los implantes mamarios se rompen por desgaste del material, por heridas penetrantes, por traumatismos o sin causa conocida.

    • Los implantes rellenos de suero salino pueden perder volumen por desgaste del material, lo cual produce filtración del contenido. Esta complicación es menos probable con las prótesis actualmente utilizadas.

      Su rotura se evidencia por la pérdida rápida de volumen del pecho. En caso de que esto ocurriera, es preciso reemplazar la prótesis si se desea restaurar el volumen, aunque no haya una repercusión de índole médica.

    • En los implantes rellenos de gel de silicona, la rotura, aunque no ocasione necesariamente la pérdida de volumen de la mama, es un motivo médico para retirar y sustituir el implante. Pueden darse dos situaciones:
      1. Rotura intracapsular (con conservación de la cápsula). En este caso, podría pasar inadvertida a corto plazo por no ocasionar sintomatología (rotura silente).
      2. Rotura extracapsular (rotura de implante y cápsula). En esta situación, el gel de silicona sale de la cavidad e infiltra los tejidos circundantes. También puede migrar a distancia, frecuentemente a los ganglios linfáticos de la axila.

    La forma y la firmeza de la mama suelen cambiar. Ambas situaciones requieren de una intervención para retirar o sustituir las prótesis. En algunas ocasiones, puede ser imposible retirar el gel de silicona que infiltra el tejido.

  • Migración de partículas de gel

    En los implantes rellenos de gel se produce una migración de partículas del mismo, mínima pero detectable, a través de la envoltura del implante. No obstante, este «exudado» de gel es muy reducido en las prótesis actuales, cuya envoltura es multicapa/multilaminada con barrera antidifusión.

  • Pliegues

    En pacientes delgadas o con piel fina, existe la posibilidad de que los pliegues (arrugas) que forme la prótesis sean detectables desde el exterior. En otras ocasiones las esquinas de los pliegues podrían percibirse al tacto o incluso visualmente si la piel es fina.

  • Galactorrea

    La estimulación mamaria producida por la cirugía podría estimular la secreción de leche a través del pezón (galactorrea). En los raros casos en que se produce, suele cesar espontáneamente, aunque podría llegar a requerir tratamiento médico para detenerla. De forma excepcional, también podría ser necesaria la extracción de las prótesis.

    Si se produjera, es fundamental consultar con su profesional sanitario, que valorará la necesidad de remitirla al especialista oportuno para descartar otras patologías causantes de galactorrea (alteración del eje hipotálamo-hipofisario, etcétera).

  • Linfoma Anaplásico de Células Grandes asociado a prótesis mamarias

    El Linfoma Anaplásico de Células Grandes (LACG) es un tipo raro de linfoma NoHodgkin que afecta a una gran variedad de tejidos, incluyendo la mama. Se engloba en una extensa categoría de trastornos linfoproliferativos con un amplio espectro de comportamientos clínicos. El LACG asociado a implantes mamarios (Breast Implant-Associated Anaplastic Large Cell Lymphoma, BIA-ALCL por sus siglas en inglés) consiste en la aparición de un LACG en una mujer portadora de implantes mamarios. Se trata de un trastorno linfoproliferativo relacionado con la cápsula periprotésica.

    En la mayor parte de los casos, el LACG relacionado con implantes mamarios tiene una forma de presentación mucho menos agresiva que el LACG no relacionado con implantes y, en la mayor parte de los casos, está confinado a la cápsula periprotésica. Habitualmente es una enfermedad de comportamiento indolente y buen pronóstico.

  • Síndrome ASIA (Síndrome Autoinmune/Autoinflamatorio Inducido por Adyuvantes) o Enfermedad del Implante de Mama (BII, por sus siglas en inglés)

    El término síndrome ASIA (por sus siglas en inglés) fue propuesto en 2011 por Shoenfeld y Agmon-Levin para describir una serie de condiciones que consideran inducidas por factores adyuvantes. Es decir, factores que por sí mismos no producirían una respuesta antigénica o inflamatoria, pero que podrían ayudar a que otros antígenos genéticos o ambientales la produzcan.

    Según estos autores, aquellos individuos genéticamente predispuestos que se vean sometidos a adyuvantes como medicamentos, catéteres, vacunas, marcapasos, lentes intraoculares o prótesis implantables (de rodilla, cadera, testículos o mamarias), podrían desarrollar un conjunto de síntomas muy diversos. Estos incluyen dolores musculares y/o articulares, fatiga crónica y alteraciones del sueño, manifestaciones cutáneas (urticaria, eccema, edema), manifestaciones neurológicas (pérdida de memoria, debilidad, falta de concentración), manifestaciones digestivas (síndrome del intestino irritable) y otras. La enfermedad del implante de mama o BII (Breast Implant Illness) se refiere a la aparición de estos síntomas tras la implantación de prótesis mamarias.

    Actualmente, no existe evidencia científica clara de que estos síntomas o enfermedades, muy frecuentes en la población general, sean causados por los llamados adyuvantes. No obstante, se desaconseja la implantación de prótesis de mama en pacientes con enfermedades autoinmunes/autoinflamatorias conocidas y activas. En caso de duda, se recomienda consultar con el médico especialista que trate tu enfermedad que no exista contraindicación para realizar un aumento con prótesis mamarias.

La contractura capsular se manifiesta esencialmente por un aumento de la firmeza de la mama, de grado variable, que puede ser uni o bilateral. La prótesis se puede hacer entonces palpable. En su grado máximo, el contorno del implante es incluso apreciable externamente y produce una evidente deformidad. Al producirse una mayor fijación a los tejidos circundantes, cuando la paciente se acuesta, la mama no cae hacia los lados como en un pecho normal, sino que tiende a quedar proyectada hacia adelante.

Las estadísticas en cuanto a la retracción capsular son muy variables. La necesidad de reintervenir debido a esta condición también es variable y depende del grado de contractura.

El problema, si aparece, puede tener solución. Si se detecta en las primeras semanas después de la intervención, puede ser a veces corregido mediante una compresión manual externa de la prótesis (“capsulotomía cerrada” o no quirúrgica). Con esta se lograría que se expanda la cápsula, ampliando la cavidad y dando mayor grado de movilidad al implante. Puede producir una mejoría instantánea.

Sin embargo, no es un procedimiento recomendable, ya que supone una compresión muy intensa de la prótesis y puede ocasionar su rotura en algunos casos. Si ello ocurriera, habría que intervenir quirúrgicamente para sustituirla. Con frecuencia vuelve a formarse una nueva cápsula retráctil que obliga a repetir el procedimiento o a plantearse la conveniencia de un tratamiento quirúrgico.

Este consistiría en una capsulotomía quirúrgica (incisión sobre la cápsula formada) o una capsulectomía (extracción de la cápsula) parcial o total, en general a través de la misma incisión. En estos casos deberá reemplazarse la prótesis por una nueva, ya que la reutilización/recolocación de la prótesis extraída supone un elevado riesgo de contaminación del implante y, por tanto, de infección. El propósito es conseguir nuevamente que la prótesis se halle en una cavidad sin tensión, con la esperanza de que la nueva cápsula se forme sin tendencia a la retracción.

La contractura capsular es una complicación que se produce con una frecuencia relativamente baja, pero significativa. Su aparición puede deberse a circunstancias que no están bajo control del profesional sanitario ni de la paciente. Por lo tanto, nunca se puede garantizar que no ocurra y esta posibilidad debe ser asumida como un riesgo típico de la intervención de implante mamario.

Las prótesis rellenas de suero acusan rápidamente la rotura: el suero salino que se sale de la envoltura es reabsorbido por el organismo y la mama pierde volumen en un período breve de tiempo.

En las prótesis rellenas de gel de silicona, la rotura la mayor parte de veces pasa inadvertida. Se detecta en mamografías u otros estudios radiológicos rutinarios de la mama (ecografía mamaria, TC, resonancia magnética), sin síntomas previo. En ocasiones se manifiesta en forma de deformidad estética de la mama, nódulos o bultos en la axila y/o mama y contractura capsular.

En general, aparte de los controles periódicos, debes acudir a consulta para verificar la integridad de la prótesis en los siguientes casos:

  • Cuando la mama ha sufrido un fuerte traumatismo (con o sin herida).
  • Ante heridas punzantes o cortantes de la mama.
  • Cuando, como resultado de un traumatismo, se han producido fracturas costales que pudieran haber puncionado la prótesis.
  • Si notaras cambios significativos en la consistencia, situación, forma o tamaño de la mama, aun sin mediar traumatismo: si aparece un endurecimiento progresivo, sensación de cambio de posición de la prótesis, enrojecimiento de la mama o aparición de “bultos” alrededor de la mama o en la axila.
  • Dolor persistente en la mama, sin traumatismo o causa aparente.

Si se da alguno de estos casos, aunque no hubiera disminución del volumen de la mama, conviene que acudas a consulta para realizar una revisión.

Desde hace más de sesenta años se han venido implantando prótesis de mama en seres humanos. Actualmente, no existe ninguna evidencia que permita relacionar un incremento de la incidencia de cáncer de mama con el uso de las prótesis. De hecho, después de una resección de mama por cáncer, la reconstrucción de la misma se puede hacer utilizando prótesis mamarias. El riesgo de padecerlo es estadísticamente similar al de una persona sin prótesis.

En general, no se dificulta la palpación (a la que te habituarás) y permite apreciar variaciones de textura y consistencia, ya que la glándula mamaria queda situada superficial a la prótesis. Es incluso más fácil palpar la glándula mamaria sobre la resistencia que ofrece la prótesis. Deberás advertir a tu radiólogo de que eres portadora de prótesis mamarias y de qué tipo, para que pueda calibrar la técnica adecuada para una óptima visualización.

Las prótesis mamarias excepcionalmente pueden dificultar el diagnóstico radiológico en la detección del cáncer de mama. Por ello podría ser necesario realizar pruebas de carácter multimodal (mamografía, ecografía y resonancia magnética). No obstante, existe un riesgo residual de rotura al realizar una mamografía por la presión ejercida.

Si has padecido enfermedades del sistema inmunitario (lupus eritematoso, artritis reumatoide, poliarteritis nodosa, síndrome de Sjögren, cirrosis biliar primaria, etcétera) o tienes antecedentes familiares de estas enfermedades, debes advertirlo previamente a la intervención.

Aunque no existen unas contraindicaciones absolutas, sí deberás valorar con tu cirujano la presencia de determinados factores, como pueden ser: control de tu enfermedad de base oncológica, radioterapia previa o riesgo de tener que recibirla, antecedentes familiares o personales de linfoma, antecedentes personales de trastornos autoinmunes y comorbilidades asociadas.

Notarás una sensación de tensión y dolor a nivel de la región mamaria en el postoperatorio, que en muchos casos hace necesaria la toma de analgésicos y relajantes musculares si el implante ha sido subpectoral (más raramente si ha sido subfascial o subglandular).

Es normal que se produzca cierto edema (hinchazón) y cambios de coloración de la piel en la región operada.

Las molestias suelen desaparecer en unas semanas.

La mama recién operada se verá al principio en una posición más alta y con un volumen mayor del que adoptará definitivamente.

Deberás realizar las revisiones que tu profesional sanitario considere necesarias para un adecuado seguimiento y detección precoz de posibles complicaciones o efectos adversos.

Tendrás que efectuar revisiones a la semana, al mes, a los tres meses, a los seis meses y al año de la implantación de unas prótesis de mama. Estas revisiones no excluyen cuantas fuesen necesarias en caso de que existiese alguna indicación médica o que detectases alguna anomalía en las mamas.

Además, es precisa una revisión anual con tu profesional sanitario plástico mientras seas portadora de prótesis mamarias.

Contacta con tu profesional sanitario en caso de que notes en el área de los implantes: dolor, inflamación, enrojecimiento, calor, supuración, pérdida de volumen, alteración de la forma, asimetrías, galactorrea, etc.

Asimismo, contacta con carácter de urgencia si cualquiera de estos síntomas se acompaña de mal estado general y/o fiebre.

Tu especialista deberá informarte sobre:

  • Aspectos concretos del tratamiento: ubicación de las prótesis, vía de implantación, utilización de drenajes, antibióticos, analgésicos, relajantes musculares, etc.
  • El tipo de prótesis que te van a implantar: envoltura (texturada o lisa), relleno (gel de silicona, suero, etc.), volumen y forma (redonda o anatómica).
  • La clínica u hospital donde serás operada. La implantación de prótesis de mama debe realizarse siempre en un quirófano ubicado en un centro médico con las pertinentes autorizaciones para la realización de cirugía mayor. Como cualquier procedimiento que precise anestesia general, dicho centro deberá contar con sala de reanimación o unidad de cuidados intensivos.
  • El tipo de anestesia a la que vas a ser sometida. La implantación o explantación de unas prótesis mamarias puede ser realizada bajo anestesia general o bajo anestesia locorregional con sedación.

    En caso de que se realice la intervención bajo anestesia general, te encontrarás bajo el cuidado de un anestesiólogo que vigilará tu estado general, tu respiración, tu actividad cardiaca, saturación de oxígeno y tensión arterial por monitorización.

    La intervención bajo anestesia locorregional (con sedación) se realiza en casos seleccionados y siempre bajo vigilancia de un anestesiólogo.

  • La fecha y hora previstas de la intervención.
  • La estancia hospitalaria prevista.
  • El calendario de curas postoperatorias y revisiones.
  • La necesidad de utilizar un sujetador especial u otras prendas tras el implante.
  • Periodo de tiempo estimado en el que no podrás realizar tus actividades habituales (incluyendo reposo recomendado, tiempo hasta la práctica de deportes, etc.) y periodo estimado de baja laboral según tu trabajo habitual.

Asimismo, deberás:

  • Contestar con la mayor precisión a las preguntas sobre tus antecedentes médicos.
  • Realizar, previamente a la intervención, los análisis y exploraciones que el profesional sanitario te indique.
  • Leer la información que te faciliten el profesional sanitario y el fabricante de las prótesis y preguntar todo lo que no comprendas.
  • Leer, preguntar todas tus dudas y firmar el consentimiento informado que te entregará tu profesional sanitario.
  • Acudir a las revisiones y controles que se te indiquen.
  • Conocer que se te propondrá que los datos de las tarjetas de implantación y los datos relacionados con la intervención serán introducidos en Registro Nacional de Implantes Mamarios de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Este registro permite a la AEMPS notificarte, si ello fuese necesario, cualquier tipo de información relativa a la seguridad de tus implantes. Se aplicarán, por parte de la AEMPS, todas las medidas precisas para salvaguardar la confidencialidad de dichos datos, que serán tratados según lo dispuesto en la legislación de protección de datos vigente.
  • Conocer los aspectos económicos de la intervención. Incluyen: coste completo del implante (de las consultas y revisiones, del estudio preoperatorio, de todo lo que implica la cirugía, anestesia y estancia hospitalaria, así como el precio de los implantes). Coste de una posible cirugía correctora posterior por: contractura capsular, rotura de implante, por otra posible complicación, etc. Exposición detallada de los conceptos incluidos en el precio y de los que no quedan incluidos.

La técnica de reconstrucción mamaria con implantes de mama se lleva realizando desde hace muchos años con relativamente pocas complicaciones. A pesar de ello, estas son posibles. Debes conocer y asumir las limitaciones y los riesgos potenciales de la cirugía.

Debido a la durabilidad limitada del implante o a las complicaciones inherentes de la interacción del mismo con tu cuerpo, existe una alta probabilidad de necesitar una cirugía de reemplazo de las prótesis mamarias.

No es posible ofrecer una garantía sobre el resultado de una operación. Ningún procedimiento quirúrgico tiene éxito en el 100% de los casos. Las reacciones de cada paciente a la cirugía, su forma de cicatrizar y la forma de responder al implante son diferentes.

La capacidad del profesional sanitario la puedes juzgar por su titulación oficial, sus años de experiencia, la incidencia de complicaciones y la satisfacción de sus pacientes.

   

Mamoplastia de aumento

El propósito de la mamoplastia de aumento es la implantación de prótesis mamarias para lograr un aumento estético del tamaño de las mamas, que guarde relación con tu talla y constitución y que esté de acuerdo con tus deseos. El objetivo fundamental es que mejores tu autopercepción a través de la mejora estética.

La falta de volumen mamario en una persona adulta puede ser constitucional o deberse a una involución de la glándula después de embarazos o tras la menopausia. Estas son las situaciones más habituales en las que estaría indicado el implante de unas prótesis mamarias.

Sin embargo, también pueden realizarse en casos de malformaciones congénitas que afectan a la forma o tamaño del pecho, tras una mastectomía o en el contexto de un cambio de sexo. Las particularidades propias de estos casos hacen que sea necesaria información adicional a la que aquí se facilita. Si estás dentro de estos grupos de pacientes, matiza con tu especialista los detalles particulares de tu caso concreto.

Puedes descargar la siguiente información en un documento PDF.

Dada la posibilidad de un desarrollo mamario tardío, no es aconsejable realizar la intervención antes de los 18 años. Además, la mayor estabilidad emocional de las personas que han alcanzado la mayoría de edad permite tomar esta decisión con mayor seguridad.

Esta intervención puede mejorar tu aspecto y aumentar la confianza en ti misma, pero es posible que no corresponda a tus expectativas ideales ni modifique tus relaciones con los demás. Las mejores candidatas a este tipo de cirugía son las pacientes que buscan obtener una mejoría de su aspecto, no alcanzar la perfección.

La forma más habitual de conseguir un aumento permanente del volumen mamario es mediante la introducción quirúrgica de prótesis mamarias. Se trata de implantes con cubierta de silicona rellenos de suero salino o de gel de silicona con diferente cohesividad.

En España solo se pueden comercializar e implantar prótesis con Marcado CE que cumplan con los requisitos recogidos en la legislación de productos sanitarios.

Las prótesis de mama autorizadas más utilizadas son las rellenas de gel de silicona y las rellenas de suero salino.

En la mayoría de las prótesis de mama, la envoltura es de silicona elástica, cuya superficie puede ser lisa, rugosa/texturada o de poliuretano. La silicona vulcanizada es un material inerte, bien tolerado por el cuerpo, que puede reemplazar tejidos de diferente consistencia. Este material es fácilmente manejable y esterilizable, causa una escasa reacción a cuerpo extraño y también se utiliza para recubrir marcapasos, para fabricar prótesis articulares, válvulas de tratamiento de hidrocefalia, implantes peneanos y testiculares, prótesis de oído, etc. No obstante, la introducción de cualquier implante, aunque sea biocompatible, hace que el organismo genere una envoltura aislante de tejido conjuntivo que recibe el nombre de cápsula.

  • Rellenas de gel de silicona:
    • Minúsculas cantidades de gel de silicona pueden pasar a través de la cubierta exterior.
    • Se ha especulado sobre la posible influencia que pudiera tener que el gel de silicona se difunda en el organismo, bien por filtración a través de la envoltura, en menor grado, bien por rotura de la envoltura, en cuyo caso el contacto con el gel sería más importante.
    • Esta migración del gel se ha relacionado con síntomas como inflamación, enrojecimiento cutáneo, cansancio, tumefacción articular, fiebre y con la aparición de reacciones locales y a distancia en los ganglios de la axila, formando los denominados siliconomas.
    • Asimismo, se han descrito casos aislados de alteraciones inmunológicas con los que ocasionalmente podría relacionarse, con enfermedades tales como lupus eritematoso, poliarteritis nodosa, artritis reumatoide y cirrosis biliar primaria.
    • Sin embargo, los estudios realizados no han sido concluyentes, ya que se trata de enfermedades relacionadas entre sí, de incidencia muy baja en la población general y similarmente baja en la población portadora de prótesis de gel. Así pues, no se ha podido establecer una relación de causa-efecto entre estas enfermedades y las prótesis mamarias.
    • Sobre la eventual aparición de tumores derivados del uso de prótesis mamarias, actualmente la relación con el cáncer de mama ha quedado descartada.
    • Recientemente se ha descrito la aparición, de manera ocasional, de linfomas anaplásicos de células grandes (LACG) asociados a la formación de cápsula periprotésica en pacientes portadoras de prótesis, rellenas tanto de gel de silicona como de suero salino. Actualmente se está llevando a cabo un seguimiento y vigilancia de estos casos en el ámbito europeo.
  • Rellenas de suero salino:
    • Estos implantes no presentan migración de gel, pero su envoltura es, al igual que la de las prótesis rellenas de gel de silicona, de silicona vulcanizada.
    • Tienen la posibilidad de sufrir deflacción (disminución de volumen) con el paso del tiempo.
    • Sobre la eventual aparición de tumores derivados del uso de prótesis mamarias, actualmente la relación con el cáncer de mama ha quedado descartada.
    • Recientemente se ha descrito la aparición, de manera ocasional, de linfomas anaplásicos de células grandes (LACG) asociados a la formación de cápsula periprotésica en pacientes portadoras de prótesis, rellenas tanto de gel de silicona como de suero salino. Actualmente se está llevando a cabo un seguimiento y vigilancia de estos casos en el ámbito europeo.

Esencialmente, la colocación puede realizarse de tres formas distintas:

  1. Entre la glándula mamaria y el músculo pectoral (colocación subglandular o suprapectoral).
  2. Debajo de la fascia del músculo pectoral (colocación subfascial).
  3. Debajo del músculo pectoral, sobre la pared costal (colocación retropectoral).

En cuanto a las vías de implantación, las más frecuentes son:

  1. La vía submamaria (incisión en el surco bajo la mama).
  2. La vía periareolar (incisión en el límite inferior o superior de la areola o de forma circunferencial si se asocia a elevación de la mama).
  3. La vía axilar (incisión en la axila, alejada de la mama).

Tu profesional sanitario te explicará qué posición es más adecuada en tu caso y que vía de implantación concreta va a utilizar.

  • Antes de la operación te realizarán diversos análisis para evaluar tu estado físico general y la conveniencia de someterte a una intervención quirúrgica.

    En pacientes con una historia previa de patología mamaria y en mujeres mayores de 40 años, está indicado realizar una mamografía antes de la intervención. Si el profesional lo considera oportuno, también ecografía.

    En caso de sospecha de patología mamaria, te indicará la necesidad de ser valorada por un especialista en la materia.

    Si ya eres portadora de prótesis mamarias, deberás hacerte un estudio ecográfico y, en caso de ser precisa, una resonancia magnética (RM).

    En pacientes menores de 40 años se recomienda realizar una ecografía mamaria, aunque la exploración clínica de la mama no presente alteraciones, para descartar que hayan podido pasar desapercibidas y dejar constancia del estado de la mama antes de la intervención.

Además:

  • Al menos 15 días antes de la operación, abstente de tomar preparados que contengan ácido acetilsalicílico o salicilatos, antiinflamatorios o preparados que contengan vitamina E, ya que pueden favorecer el sangrado quirúrgico y la formación de hematomas (acúmulos de sangre) en el postoperatorio. Asimismo, evita productos e infusiones de herboristería si no te has informado adecuadamente de los eventuales efectos de estas sustancias sobre la coagulación.
  • Informa a tu especialista, previamente a tu ingreso, sobre cualquier medicación que estés tomando y en caso de precisar algún analgésico, antitérmico, antiinflamatorio o anticatarral.
  • Es recomendable que no fumes o que lo reduzcas al mínimo durante los 30 días previos a la intervención. Lo ideal es que dejes de fumar completamente al menos dos meses antes de la operación.
  • El día de la intervención, guarda ayuno absoluto de al menos 8 horas, en caso de que seas operada con anestesia general o bajo anestesia local con sedación. Tampoco te apliques lociones o cremas de belleza facial ni corporal, maquillaje, lápiz de labios y ojos, laca de uñas, etcétera.
  • Contractura capsular

    Tras introducir la prótesis, el organismo crea una envoltura denominada cápsula periprotésica. Habitualmente es blanda y no se nota. Sin embargo, en algunas pacientes, por ciertos motivos, la cápsula se hace más gruesa y firme y puede llegar a deformar la prótesis y provocar dolor. A este proceso se le denomina contractura capsular.

    La contractura capsular se divide en 4 grados, según la clasificación propuesta por Baker:

    • Grado I de Baker: existe una cápsula, pero es blanda y no deforma ni provoca molestias.
    • Grado II de Baker: el pecho se ve normal, pero al tacto es algo más firme.
    • Grado III de Baker: el pecho se pone duro y se empieza a deformar, en general se desplaza hacia arriba y adquiere una forma muy redonda.
    • Grado IV de Baker: el pecho está duro y deformado como en el grado III, pero además aparece dolor.

    Se estima que alrededor de 10 de cada 100 mujeres pueden desarrollar cierto grado de contractura capsular a los 10 años de la implantación y un número variable de estas pueden requerir nuevas intervenciones. Aunque los grados leves pueden mejorar con tratamiento médico (antibióticos, antiinflamatorios y vitamina E), con masajes o con ultrasonido, la mayoría precisan tratamiento quirúrgico, que consiste en abrir la cápsula (capsulotomía) o quitar la cápsula (capsulectomía). Muchas veces el tratamiento va acompañado de recambio de las prótesis.

  • Alteraciones de la sensibilidad

    En ocasiones se puede producir una disminución o pérdida de la sensibilidad de areolas, pezones y áreas circundantes mamarias, producida por las incisiones y por el despegamiento necesario para la colocación de los implantes. Habitualmente es transitorio, pero pudiera ser una alteración permanente.

    Ocasionalmente hay un aumento temporal de la sensibilidad del pezón, e incluso de la mama en su totalidad, exacerbada por el roce de la areola y el pezón con la ropa, debido bien a la mayor proyección de la mama, bien como consecuencia de una estimulación nerviosa por la cirugía.

  • Mala cicatrización

    Las cicatrices son un resultado inevitable de la cirugía, aunque se haga todo lo posible para que sean lo menos evidentes posible. En la mayoría de los casos se irán despigmentando gradualmente a lo largo de los meses y serán poco apreciables, pero es imposible garantizar su calidad de forma individual.

    Una mala cicatriz podrá observarse como consecuencia de una reapertura de la herida (dehiscencia). En estos casos puede ser necesaria una intervención para corregirla. Además, en algunos pacientes y pese a una sutura meticulosa, y aunque no haya dehiscencia, puede darse una cicatriz engrosada y abultada (cicatriz hipertrófica o queloidea) o deprimida y ensanchada (cicatriz atrófica).

    Estas cicatrices son patológicas, dependen de la calidad individual de cicatrización y pueden producir síntomas tales como picor, dolor, tensión, enrojecimiento, elevación y pigmentación residual. Dichos síntomas son difíciles de tratar y no existe un tratamiento totalmente satisfactorio.

  • Complicaciones inherentes a toda intervención quirúrgica

    En una implantación de prótesis pueden darse complicaciones de índole general: hematomas (acúmulos de sangre líquida), seromas (acúmulos de suero sanguíneo), infecciones o intolerancia a los materiales de sutura y reacciones alérgicas (a fármacos, vendajes, etcétera).

  • Sufrimiento y necrosis de la piel

    Esta complicación puede producirse por falta de flujo sanguíneo suficiente por presión del implante y/o por la delgadez de la capa de piel que lo cubre. También en pacientes fumadoras. En caso de ocurrir, puede derivar en la retirada del implante.

  • Calcificaciones

    Es posible que aparezcan calcificaciones en la cápsula, que forma el propio organismo alrededor del implante. Este hallazgo, poco frecuente, habitualmente es consecuencia de una contractura capsular. Las calcificaciones producirán imágenes opacas en una mamografía que pueden dificultar un diagnóstico radiológico adecuado. En raras ocasiones, las láminas de calcio podrían llegar a perforar el implante.

  • Rotura del implante

    Los implantes mamarios no tienen garantía de duración de por vida y podría ser necesaria su sustitución o retirada. La media de duración de prótesis mamarias es prolongada, pero la variabilidad individual es tan grande que la duración en un caso concreto resulta impredecible de antemano.

    Los implantes mamarios se rompen por desgaste del material, por heridas penetrantes, por traumatismos o sin causa conocida.

    • Los implantes rellenos de suero salino pueden perder volumen por desgaste del material, lo cual produce filtración del contenido. Esta complicación es menos probable con las prótesis actualmente utilizadas.

      Su rotura se evidencia por la pérdida rápida de volumen del pecho. En caso de que esto ocurriera, es preciso reemplazar la prótesis si se desea restaurar el volumen, aunque no haya una repercusión de índole médica.

    • En los implantes rellenos de gel de silicona, la rotura, aunque no ocasione necesariamente la pérdida de volumen de la mama, es un motivo médico para retirar y sustituir el implante. Pueden darse dos situaciones:
      1. Rotura intracapsular (con conservación de la cápsula). En este caso, podría pasar inadvertida a corto plazo por no ocasionar sintomatología (rotura silente).
      2. Rotura extracapsular (rotura de implante y cápsula). En esta situación, el gel de silicona sale de la cavidad e infiltra los tejidos circundantes. También puede migrar a distancia, frecuentemente a los ganglios linfáticos de la axila.

    La forma y la firmeza de la mama suelen cambiar. Ambas situaciones requieren de una intervención para retirar o sustituir las prótesis. En algunas ocasiones, puede ser imposible retirar el gel de silicona que infiltra el tejido.

  • Migración de partículas de gel

    En los implantes rellenos de gel se produce una migración de partículas del mismo, mínima pero detectable, a través de la envoltura del implante. No obstante, este «exudado» de gel es muy reducido en las prótesis actuales, cuya envoltura es multicapa/multilaminada con barrera antidifusión.

  • Pliegues

    En pacientes delgadas o con piel fina, existe la posibilidad de que los pliegues (arrugas) que forme la prótesis sean detectables desde el exterior. En otras ocasiones las esquinas de los pliegues podrían percibirse al tacto o incluso visualmente si la piel es fina.

  • Galactorrea

    La estimulación mamaria producida por la cirugía podría estimular la secreción de leche a través del pezón (galactorrea). En los raros casos en que se produce, suele cesar espontáneamente, aunque podría llegar a requerir tratamiento médico para detenerla. De forma excepcional, también podría ser necesaria la extracción de las prótesis.

    Si se produjera, es fundamental consultar con su profesional sanitario, que valorará la necesidad de remitirla al especialista oportuno para descartar otras patologías causantes de galactorrea (alteración del eje hipotálamo-hipofisario, etcétera).

  • Linfoma Anaplásico de Células Grandes asociado a prótesis mamarias

    El Linfoma Anaplásico de Células Grandes (LACG) es un tipo raro de linfoma NoHodgkin que afecta a una gran variedad de tejidos, incluyendo la mama. Se engloba en una extensa categoría de trastornos linfoproliferativos con un amplio espectro de comportamientos clínicos. El LACG asociado a implantes mamarios (Breast Implant-Associated Anaplastic Large Cell Lymphoma, BIA-ALCL por sus siglas en inglés) consiste en la aparición de un LACG en una mujer portadora de implantes mamarios. Se trata de un trastorno linfoproliferativo relacionado con la cápsula periprotésica.

    En la mayor parte de los casos, el LACG relacionado con implantes mamarios tiene una forma de presentación mucho menos agresiva que el LACG no relacionado con implantes y, en la mayor parte de los casos, está confinado a la cápsula periprotésica. Habitualmente es una enfermedad de comportamiento indolente y buen pronóstico.

  • Síndrome ASIA (Síndrome Autoinmune/Autoinflamatorio Inducido por Adyuvantes) o Enfermedad del Implante de Mama (BII, por sus siglas en inglés)

    El término síndrome ASIA (por sus siglas en inglés) fue propuesto en 2011 por Shoenfeld y Agmon-Levin para describir una serie de condiciones que consideran inducidas por factores adyuvantes. Es decir, factores que por sí mismos no producirían una respuesta antigénica o inflamatoria, pero que podrían ayudar a que otros antígenos genéticos o ambientales la produzcan.

    Según estos autores, aquellos individuos genéticamente predispuestos que se vean sometidos a adyuvantes como medicamentos, catéteres, vacunas, marcapasos, lentes intraoculares o prótesis implantables (de rodilla, cadera, testículos o mamarias), podrían desarrollar un conjunto de síntomas muy diversos. Estos incluyen dolores musculares y/o articulares, fatiga crónica y alteraciones del sueño, manifestaciones cutáneas (urticaria, eccema, edema), manifestaciones neurológicas (pérdida de memoria, debilidad, falta de concentración), manifestaciones digestivas (síndrome del intestino irritable) y otras. La enfermedad del implante de mama o BII (Breast Implant Illness) se refiere a la aparición de estos síntomas tras la implantación de prótesis mamarias.

    Actualmente, no existe evidencia científica clara de que estos síntomas o enfermedades, muy frecuentes en la población general, sean causados por los llamados adyuvantes. No obstante, se desaconseja la implantación de prótesis de mama en pacientes con enfermedades autoinmunes/autoinflamatorias conocidas y activas. En caso de duda, se recomienda consultar con el médico especialista que trate tu enfermedad que no exista contraindicación para realizar un aumento con prótesis mamarias.

La contractura capsular se manifiesta esencialmente por un aumento de la firmeza de la mama, de grado variable, que puede ser uni o bilateral. La prótesis se puede hacer entonces palpable. En su grado máximo, el contorno del implante es incluso apreciable externamente y produce una evidente deformidad. Al producirse una mayor fijación a los tejidos circundantes, cuando la paciente se acuesta, la mama no cae hacia los lados como en un pecho normal, sino que tiende a quedar proyectada hacia adelante.

Las estadísticas en cuanto a la retracción capsular son muy variables. La necesidad de reintervenir debido a esta condición también es variable y depende del grado de contractura.

El problema, si aparece, puede tener solución. Si se detecta en las primeras semanas después de la intervención, puede ser a veces corregido mediante una compresión manual externa de la prótesis (“capsulotomía cerrada” o no quirúrgica). Con esta se lograría que se expanda la cápsula, ampliando la cavidad y dando mayor grado de movilidad al implante. Puede producir una mejoría instantánea.

Sin embargo, no es un procedimiento recomendable, ya que supone una compresión muy intensa de la prótesis y puede ocasionar su rotura en algunos casos. Si ello ocurriera, habría que intervenir quirúrgicamente para sustituirla. Con frecuencia vuelve a formarse una nueva cápsula retráctil que obliga a repetir el procedimiento o a plantearse la conveniencia de un tratamiento quirúrgico.

Este consistiría en una capsulotomía quirúrgica (incisión sobre la cápsula formada) o una capsulectomía (extracción de la cápsula) parcial o total, en general a través de la misma incisión. En estos casos deberá reemplazarse la prótesis por una nueva, ya que la reutilización/recolocación de la prótesis extraída supone un elevado riesgo de contaminación del implante y, por tanto, de infección. El propósito es conseguir nuevamente que la prótesis se halle en una cavidad sin tensión, con la esperanza de que la nueva cápsula se forme sin tendencia a la retracción.

La contractura capsular es una complicación que se produce con una frecuencia relativamente baja, pero significativa. Su aparición puede deberse a circunstancias que no están bajo control del profesional sanitario ni de la paciente. Por lo tanto, nunca se puede garantizar que no ocurra y esta posibilidad debe ser asumida como un riesgo típico de la intervención de implante mamario.

Las prótesis rellenas de suero acusan rápidamente la rotura: el suero salino que se sale de la envoltura es reabsorbido por el organismo y la mama pierde volumen en un período breve de tiempo.

En las prótesis rellenas de gel de silicona, la rotura la mayor parte de veces pasa inadvertida. Se detecta en mamografías u otros estudios radiológicos rutinarios de la mama (ecografía mamaria, TC, resonancia magnética), sin síntomas previo. En ocasiones se manifiesta en forma de deformidad estética de la mama, nódulos o bultos en la axila y/o mama y contractura capsular.

En general, aparte de los controles periódicos, debes acudir a consulta para verificar la integridad de la prótesis en los siguientes casos:

  • Cuando la mama ha sufrido un fuerte traumatismo (con o sin herida).
  • Ante heridas punzantes o cortantes de la mama.
  • Cuando, como resultado de un traumatismo, se han producido fracturas costales que pudieran haber puncionado la prótesis.
  • Si notaras cambios significativos en la consistencia, situación, forma o tamaño de la mama, aun sin mediar traumatismo: si aparece un endurecimiento progresivo, sensación de cambio de posición de la prótesis, enrojecimiento de la mama o aparición de “bultos” alrededor de la mama o en la axila.
  • Dolor persistente en la mama, sin traumatismo o causa aparente.

Si se da alguno de estos casos, aunque no hubiera disminución del volumen de la mama, conviene que acudas a consulta para realizar una revisión.

Desde hace más de sesenta años se han venido implantando prótesis de mama en seres humanos. Actualmente, no existe ninguna evidencia que permita relacionar un incremento de la incidencia de cáncer de mama con el uso de las prótesis. De hecho, después de una resección de mama por cáncer, la reconstrucción de la misma se puede hacer utilizando prótesis mamarias. El riesgo de padecerlo es estadísticamente similar al de una persona sin prótesis.

En general, no se dificulta la palpación (a la que te habituarás) y permite apreciar variaciones de textura y consistencia, ya que la glándula mamaria queda situada superficial a la prótesis. Es incluso más fácil palpar la glándula mamaria sobre la resistencia que ofrece la prótesis. Deberás advertir a tu radiólogo de que eres portadora de prótesis mamarias y de qué tipo, para que pueda calibrar la técnica adecuada para una óptima visualización.

Las prótesis mamarias excepcionalmente pueden dificultar el diagnóstico radiológico en la detección del cáncer de mama. Por ello podría ser necesario realizar pruebas de carácter multimodal (mamografía, ecografía y resonancia magnética). No obstante, existe un riesgo residual de rotura al realizar una mamografía por la presión ejercida.

No podrás someterte a una implantación de prótesis mamaria si estás embarazada o dando de mamar, si tienes una lesión maligna o premaligna tratada inadecuadamente o una infección de cualquier tipo.

Además, debes saber que ninguna intervención de carácter estético está justificada en pacientes que no reúnan las condiciones físicas y psíquicas mínimas de seguridad para someterse a ella con el mínimo riesgo. Cualquier enfermedad importante preexistente debe ser tratada antes de la intervención.

Las pacientes que hayan padecido enfermedades del sistema inmunitario (lupus eritematoso, artritis reumatoide, poliarteritis nodosa, síndrome de Sjögren, cirrosis biliar primaria, etc.) o tengan antecedentes familiares de estas enfermedades deben advertirlo previamente a la intervención. Los datos actualmente disponibles sobre los efectos secundarios de los implantes mamarios rellenos de gel parecen descartar que puedan favorecer o exacerbar este tipo de enfermedades.

Notarás una sensación de tensión y dolor a nivel de la región mamaria en el postoperatorio, que en muchos casos hace necesaria la toma de analgésicos y relajantes musculares si el implante ha sido subpectoral (más raramente si ha sido subfascial o subglandular).

Es normal que se produzca cierto edema (hinchazón) y cambios de coloración de la piel en la región operada.

Las molestias suelen desaparecer en unas semanas.

La mama recién operada se verá al principio en una posición más alta y con un volumen mayor del que adoptará definitivamente.

Deberás realizar las revisiones que tu profesional sanitario considere necesarias para un adecuado seguimiento y detección precoz de posibles complicaciones o efectos adversos.

Además de las revisiones oportunas durante el primer mes en el postoperatorio inmediato, se recomienda efectuar revisiones al mes, a los tres, a los seis meses, al año y cada año mientras seas portadora de implante/s.

Estas revisiones no excluyen cuantas fuesen necesarias en caso de que existiese alguna indicación médica o que detectases alguna anomalía en las mamas.

Además, es precisa una revisión anual con tu profesional sanitario plástico mientras seas portadora de prótesis mamarias.

Contacta con tu profesional sanitario en caso de que notes en el área de los implantes: dolor, inflamación, enrojecimiento, calor, supuración, pérdida de volumen, alteración de la forma, asimetrías, galactorrea, etc.

Asimismo, contacta con carácter de urgencia si cualquiera de estos síntomas se acompaña de mal estado general y/o fiebre.

La capacidad de amamantar está en función de:

  • La cantidad de glándula mamaria de la paciente. En pacientes con hipoplasia mamaria que solicitan este tipo de intervención, la cantidad de tejido glandular puede ser reducida y la capacidad de dar de mamar estar, per se, comprometida, independientemente de haber sido sometida a una mamoplastia de aumento.
  • La permanencia de la sensibilidad en el complejo aureola-pezón tras la cirugía de aumento.
  • La posibilidad de no recanalización de los conductos galactóforos en determinados procedimientos de aumento de pecho. De las vías de abordaje, la vía periareolar es la más susceptible de ocasionar pérdida de lactancia, ya que se pueden seccionar algunos conductos galactóforos.

Desde el punto de vista estético, debes recordar que la lactancia conlleva un aumento (a veces considerable) del tamaño de las mamas, que se sumará al que te haya aportado la intervención. Además, la existencia de cicatrices posquirúrgicas puede producir que el aumento de las mamas se produzca de forma asimétrica e irregular. Deberás mantener hidratada la piel de las mamas.

El riesgo de que las mamas desciendan de posición una vez finalizada la lactancia y se produzca una reducción (involución) de la glándula mamaria es igual al de cualquier mujer. No obstante, al ser portadora de prótesis, pueden darse fenómenos que las hagan más visibles (fenómeno de doble burbuja, o de arrugas rippling), motivado por el citado descenso, así como por el adelgazamiento por hiperelasticidad de la piel.

En cuanto al bebé, no existen evidencias de aumento de enfermedades en los lactantes de mujeres portadoras de implantes mamarios comparados con los de mujeres sin implantes.

Tu especialista deberá informarte sobre:

  • Aspectos concretos del tratamiento: ubicación de las prótesis, vía de implantación, utilización de drenajes, antibióticos, analgésicos, relajantes musculares, etc.
  • El tipo de prótesis que te van a implantar: envoltura (texturada o lisa), relleno (gel de silicona, suero, etc.), volumen y forma (redonda o anatómica).
  • La clínica u hospital donde serás operada. La implantación de prótesis de mama debe realizarse siempre en un quirófano ubicado en un centro médico con las pertinentes autorizaciones para la realización de cirugía mayor. Como cualquier procedimiento que precise anestesia general, dicho centro deberá contar con sala de reanimación o unidad de cuidados intensivos.
  • El tipo de anestesia a la que vas a ser sometida. La implantación o explantación de unas prótesis mamarias puede ser realizada bajo anestesia general o bajo anestesia locorregional con sedación.

    En caso de que se realice la intervención bajo anestesia general, te encontrarás bajo el cuidado de un anestesiólogo que vigilará tu estado general, tu respiración, tu actividad cardiaca, saturación de oxígeno y tensión arterial por monitorización.

    La intervención bajo anestesia locorregional (con sedación) se realiza en casos seleccionados y siempre bajo vigilancia de un anestesiólogo.

  • La fecha y hora previstas de la intervención.
  • La estancia hospitalaria prevista.
  • El calendario de curas postoperatorias y revisiones.
  • La necesidad de utilizar un sujetador especial u otras prendas tras el implante.
  • Periodo de tiempo estimado en el que no podrás realizar tus actividades habituales (incluyendo reposo recomendado, tiempo hasta la práctica de deportes, etc.) y periodo estimado de baja laboral según tu trabajo habitual.

Asimismo, deberás:

  • Contestar con la mayor precisión a las preguntas sobre tus antecedentes médicos.
  • Realizar, previamente a la intervención, los análisis y exploraciones que el profesional sanitario te indique.
  • Leer la información que te faciliten el profesional sanitario y el fabricante de las prótesis y preguntar todo lo que no comprendas.
  • Leer, preguntar todas tus dudas y firmar el consentimiento informado que te entregará tu profesional sanitario.
  • Acudir a las revisiones y controles que se te indiquen.
  • Conocer que se te propondrá que los datos de las tarjetas de implantación y los datos relacionados con la intervención serán introducidos en Registro Nacional de Implantes Mamarios de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Este registro permite a la AEMPS notificarte, si ello fuese necesario, cualquier tipo de información relativa a la seguridad de tus implantes. Se aplicarán, por parte de la AEMPS, todas las medidas precisas para salvaguardar la confidencialidad de dichos datos, que serán tratados según lo dispuesto en la legislación de protección de datos vigente.
  • Conocer los aspectos económicos de la intervención. Incluyen: coste completo del implante (de las consultas y revisiones, del estudio preoperatorio, de todo lo que implica la cirugía, anestesia y estancia hospitalaria, así como el precio de los implantes). Coste de una posible cirugía correctora posterior por: contractura capsular, rotura de implante, por otra posible complicación, etc. Exposición detallada de los conceptos incluidos en el precio y de los que no quedan incluidos.

La gran mayoría de las pacientes valoran la intervención positivamente y la volverían a repetir.

Anualmente se llevan a cabo gran cantidad de mamoplastias de aumento con un porcentaje muy reducido de complicaciones. A pesar de ello, estas son posibles. Debes conocer y asumir las limitaciones y los riesgos potenciales de la cirugía y las complicaciones asociadas con la cirugía plástica de aumento mamario.

Existe una alta probabilidad de necesitar una cirugía de reemplazo de las prótesis mamarias, a causa de la durabilidad limitada del implante o de las complicaciones inherentes de la interacción del mismo con tu cuerpo.

No es posible ofrecer una garantía sobre el resultado de una operación. Ningún procedimiento quirúrgico tiene éxito en el 100% de los casos. Las reacciones de cada paciente a la cirugía, su forma de cicatrizar y la forma de responder al implante son diferentes.

La capacidad del profesional sanitario la puedes juzgar por su titulación oficial, sus años de experiencia, la incidencia de complicaciones y la satisfacción de sus pacientes.